miércoles, 12 de octubre de 2016

COMIENZA MI VIAJE 1 ¡¡¡ ESPAÑA, Madrid !!!


Aun recuerdo aquellos momentos en los que comenzaba nuestro aprendizaje.

Yo, como muchos de nosotros, comencé a la edad de 3 años en el parvulario, hace ya tanto tiempo…. Me vienen a la cabeza continuas imágenes del barro del patio, de buenos compañeros, de aquellas presas que hacíamos con los charcos de lluvia intentando manejar el recorrido del agua, de aquellos compañeros que no parecían tan buenos en aquel entonces y que luego formaron parte de mi vida durante mucho tiempo.

También llegan imágenes de las primeras extraescolares a las que asistí, y de lo mal que lo pasé en la primera, ( mamá, ¿cómo se te ocurrió hacerme probar el ballet? Ja, ja, ja). Aquellos primeros cambios y elecciones karate, fútbol, baloncesto, tenis (del que ahora vivo)… en fin, gracias a Dios, nací y crecí rodeado de deporte, naturaleza y de ahí que me formara con ideas sobre el deporte y aire libre.

En el colegio, era de los más rápidos corriendo, de los que marcaba goles, de los que más saltaba, de los ¨buenos¨ al baloncesto… vamos de los que elegían primero para todos los juegos.

Ya sabemos la importancia de esto en el primer ciclo formativo, momento en el que la máxima preocupación es destacar de esa manera, con lo cual digamos que era un chico con estrella.

La primera etapa de la EGB, la pasé sin problemas, las cosas no costaban, todo era muy fácil ya que las clases eran muy dinámicas y se aprendía sin apenas esfuerzo, además de que mi mejor amigo era el que mejores notas sacaba de la clase.

Llegamos a la segunda etapa, se suponía que eran los cursos más complicados a los que nos habíamos enfrentado, incluso había algún repetidor.

Entonces el tema cambió, empezamos a memorizar muchas cosas y el sistema que hasta ahora habíamos utilizado ya no valía, desde este momento tuvimos que presentar cuadernos finales con estructuras ya determinadas (enunciado, desarrollo, solución), ­­­ no nos hacían pensar, ya­ lo hacían los maestros por ti. El método de estudio cambió y se convirtió en la obligación de hacer lo que te dijeran para aprobar.

Bueno, tres años y fuera, entre ellos conocí a un profesor que me llamó la atención muchísimo, que recuerdo y que cada vez que nos juntamos los compañeros  sale en conversación. Raúl, nos dio clase durante una sustitución de nuestra mal humorada profesora de inglés, la ¨be quiet¨, frase que repetía continuamente desde un micrófono que ponía en un cassette y que hacía que retumbara todo el edificio.

Raúl, era un tipo moreno, de casi dos metros, corpulento, y que llamaba la atención de todos. Pensamos que iba a ser un profesor con mal carácter, de voz ruda y dura por el aspecto que tenía, y resultó ser todo lo contrario. Nos trataba con cariño, su tono de voz sin dejar de ser varonil, era dulce y ya para romper los esquemas a todos, empezamos a aprender inglés con canciones que el mismo tocaba con la guitarra, y que todos habíamos escuchado (Imaginad si podéis, el cambio).

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