Acabé de leerlo, y este libro de Julia Baquedano, además de
ser un libro ameno y rápido de leer, me
ha hecho recapacitar sobre qué es lo que quiero en mi vida, estaremos de
acuerdo todos los que me conocéis, que desde luego yo no soy un urbanita. Que
necesito de mi monte para despejarme y sentirme libre, y por todos es sabido
que las ciudades, su ajetreo, tráfico y caos me ponen de mal humor y me
destrozan tanto psicológica como físicamente.
Por esto y más que luego añadiré me he sentido identificado
con la protagonista del libro, Muriel, una maestra que vive sus primeras
experiencias profesionales en la escuela de una aldea.
Por la lejanía de su casa familiar tiene que habitar en el pueblo, y el paso de los meses cambiará la
forma de pensar que tenía hasta el punto de llegar a la conclusión de que ya no le gustaría vivir y mucho menos trabajar en el colegio
de alguna gran ciudad. En su caso la ofrecieron volver a Pamplona, y su negativa fue en parte por la importancia de las relaciones sociales, (al ser
tantos es muy impersonal ), asi como la importancia que tienen en esta sociedad de consumo la ropa,
coches, y cosas materiales frente a los valores que tenían en la aldea.
Ella, al igual que muchos de nosotros en los que me incluyo,
queda enamorada en un principio de paisajes y más tarde de estilos de vida diferentes
al que ella estaba acostumbrada en la ciudad, y en los que cada día que pasaba
se encontraba más acogida y mejor.
Narraba el calor de comidas familiares en una misma sala, cuenta
cómo la abuela de cabellos blancos la esperaba todos los días con una taza de chocolate
caliente para tomar, las relaciones de
la gente en el pueblo, los conocimientos que casi todos allí tenían sobre el
campo y la sensación de ignorancia que
sentía cuando hablaban de temas agrícolas, de cómo fue arreglando la escuela y
motivó a los alumnos y algún que otro padre para que se iniciaran en la
lectura, de cuando consiguió la oportunidad para demostrar los conocimientos a
una niña de Beirechea que así se llamaba el pueblo para poder cursar estudios
superiores…, y como no, el inicio de una relación.
Todas esas experiencias vividas, esos aprendizajes, la satisfacción de que sirvió para algo, añadida
a que yo ya vivo en un pueblo relativamente pequeño, que mi ejercicio
profesional también está relacionado con la enseñanza y el sentimiento
gratificante de ver como lo que enseñas sirve para algo…, me han hecho sentirme
identificado con Muriel y desde luego el que no descarte la posibilidad de
ejercer algún día como maestro en zonas rurales.
Bibliografía:
Baquedano, L. (1981). Cinco panes de cebada. Madrid: Gran Angular.
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